Storytelling: el poder de las imágenes y el sandwich de fiambre (Parte 1)

Acá va una historia.
Recuerdo una de mis primeras historias de mi infancia:
Fui al colegio sin llevar mi merendero. Estaba en preescolar y teníamos un momento específico para comer nuestras meriendas.
Como no llevé mi comida me quedé en silencio sin hacer nada. Pero una de las maestras se percató de que no estaba sacando nada de mi mochilita. "Me olvidé de traer mi merienda" le dije cuando me preguntó si todo estaba bien.
Entonces la maestra tuvo la gentileza de ir mesa por mesa pidiendo un pedacito de cada cosa para que yo no me quedara sin comer. Al final tuve la mejor merienda de todas: un conjunto de frutas, galletitas, tortas y mucha generosidad.
Fue en ese momento que acuñé la famosa frase: "Qué buen servicio tiene este colegio". Como si se tratase de un hotel.
Y así terminaría siempre esta anécdota cada vez que mi mamá la volvía a contar a alguna amistad o pariente.
Pero nadie nunca supo...
Lo que nunca revelé...
... sino hasta este momento es...
Que nunca me olvidé mi merienda. Solo no me gustaba. Era un sandwich de pan trincha con fiambre. Me daba vergüenza sacar ese menú tercer mundista frente a las diversas tortas caseras internacionales que adornaban las mesas de mis compas.
¿Así que qué tiene que ver esto con comunicar con imágenes o con storytelling? Muy poco... y mucho a la vez.
Si te mueres de ganas por averiguarlo... aquí te revelo todos los secretos detrás de la aparentemente inofensiva anécdota del sandwich de fiambre.